Rayuela marcó un antes y un después en mi vida literaria, en mi vida amorosa y en mi vida en general. Por momentos me sentí un poco La Maga, pero claramente, soy Oliveira. Es horrible ser Oliveira, ser Oliveira implica que nunca podés reconstruir tu vida basicamente y si bien eso no creo, o espero, que no me pase, me siento Oliveira. Estoy encerrada, encerrada en las cuatro paredes de mi cabeza, que me llevan a una angustia interna que no hay con que sanarla y mi horrible sobriedad me hace pensar, también, que nadie puede ayudarme, que nadie me entiende, que nadie está a la misma altura de lo que yo pienso y/o siento, ni siquiera que estén más abajo o más arriba, sino que no están en la misma altura. Admiro a gente y desprecio a otra, me siento más que algunos y eso es horrible!.
Y ahí, me siento Oliveira y me siento un poco Miranda también y me siento mi mamá. Mi mamá es una Oliveira, está sola, vive criticando al mundo, a sus amigas, al resto y nunca se mira así misma y ODIO eso, sobre todo saben porque? porque tengo miedo de terminar igual, de que me pase lo mismo, de quedarme sola mirando al mundo "desde arriba" como le pasa a Oliveira y a mi mamá.
Es horrible ser Oliveira, es lo peor de lo peor y lo peor es ser Oliveira y tener tantos pensamientos y no saber como expresarlos ni en una hoja, ni en una charla, ni siquiera en metáforas complicadas puedo expresarme, puedo expresar lo que me pasa.
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