
Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
J. L. Borges
J. L. Borges
sábado, 18 de diciembre de 2010
Odio que siempre pase lo mismo y sentirme taaaaaaaaan mal, sentir que al final uno es un robertocarlos rodeado de un millón de amigos pero cuando uno necesita que demuestren que están, que te quieren o que les importa si algo es importante para vos, no no están y no se preocupan ni siquiera en un mensajito, responder un mail o lo que sea. Y eso es mi culpa también por querer tener un millón de amigos y capaz de eso se trate un poco esta etapa de cambios y finales y demás, de definir quiénes son parte de ese montón que no es tan real y quiénes son parte de algo más reducido pero que me van a bancar y me van a hacer sentir bien. Y puede ser también que tenga que ver con mi inseguridad y mi poca facilidad para sentirme querida pero no me sirve de nada que me digan "ai annu te quiero" si cuando los invito, después de tanto tiempo, a verme tocar, siendo que para mí era super importante (y hay mucha gente que lo sabe porque se lo dije millones de veces), no puedan venir aunque sea un rato.
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