
Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
J. L. Borges
J. L. Borges
jueves, 19 de noviembre de 2009
Y hoy fue prácticamente mi último día de mi anteúltimo año y fuimos a tomar un Milkshake, al Ateneo y etc y parecia que estuvieramos en segundo de nuevo, que los años no habían pasado y que Marky seguía estando en el Pelle y nos enamoraba todos los días con sus rulos y me agarró la nostalgia (si Annu que raro la nostalgia) o no nostalgia, sino como miedo, incertidumbre, tristeza de pensar que el año que viene somos nosotros los que nos vamos a estar yendo. Después de cinco años de despedir amores y demases, nos vamos nosotros; vamos a ser nosotros los pintados, los del bardo, los que tiren espuma y toquen silbatos y me empezé a acordar de distintas cosas de estos años que si las nombraría no terminaría más y de como, a veces, siento que no pasaron 4 años, que todavía es el primer día de clases y yo tengo puesta una remera de Bob Esponja. Y me dí cuenta del amor que le tengo a este colegio y a esta etapa de mi vida y de como fue (y será el año que viene supongo) mucho más que solo un colegio, mucho más que un lugar al que voy a estudiar y mucho más que todo, mucho más que se me hace imposible poder encontrar palabras para definir estos cuatro años de los que ya queda solo un año.
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