Y me parece bastante inútil llorar y por más fuerte que llore no sirve de nada y las cosas no cambian ni puedo volver el día atrás para hacer las cosa suq ehubiera hecho en vez de estudiar temprano o cocinar o lo que sea y no sirve de nada porqeu soy yo, soy yo y mis lágrimas y sos vos que no tenés ganas de hablar y no me molesta no verte, no me molesta que me hayas dejado plantada una vez más, me molesta no tomar previsiones como en sic para los dedudores incobrables y crees y confiaar en que vas a venir porqeu debería saber, debería desconfiar de vos hasta el último segundo y sin embargo no lo hago proqeu no me parece justo, no me parece justo marcarte y crucificarte y no confiar en vos en nada. Y me da bronca proqeu no lloro solo por eso, lloro por todo, proqeu estoy mal porque siento que no aguanto un montón de cosas y me hubiera hecho bien verte (o al menso coinfiaba en que me podía hacer bien) y voc como siempre sos egoísta y como no querés habalr no habalmos, como no queres que nos veamonos, no nos vemos y ya sé que el llorar no cambia nada, que no sirve de nada, que lo más probable es que sea lo más inútil y esúido y sin sentido que pueda hacer. Pero, que otra cosa me queda?
y por suerte, existe gente como vos que es capaz de secarme todas las lágrimas que sean necesarias con un abrazo y es capaz de venirse a comer mis ñoquis (quneu no te los haya cocinado a vos) pero enserio queno, que no hace falta aquneu vos creas que sí.

Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
J. L. Borges
J. L. Borges
martes, 29 de junio de 2010
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