Y cada vez confirmó más que nada de lo que fue todo este tiempo valió la pena. Cada vez confirmo más que lo que menos recibí de vos fue sinceridad. Me siento una estúpida, una imbecil, por confiar por creer en vos, por intentar hacer que, aunque sea un poquito, todo esto valga la pena. Me siento desilusionada con vos y, sobre todo, conmigo misma que no sé diferenciar a la gente, que no aprendí a cuidarme y por ahora estar tan llenas de miedo y tan en falta de juguito.
Lo más loco feu que después del mensaje de Flor puteandote me llegó otro de ella de hace años que decía cosas hermosas y me dí cuenta que en parte eso era una señal (se trata distinguir lo que vale de lo que no vale la pena ♪ Drexler a full) y encima después vino tu llamado que después de cortar lo repetiste para decirme que te habías olvidado de decirme que me querías.
Yo sé que ahora estoy mal pero que ya se me va a pasar y voy a estar mejor, pero también sé y confío en que las cosas que uno dió vuelve. Y poco me importa que a vos te vuelva lo que vos me diste (porque por suerte no soy de desearle cosas negativas a la gente) pero si me importa que me vuelva trasnformado lo que yo dí, lo que yo intenté y demás. Por lo pronto voy a moverme que si no me pisan y a arrancarle una risa a este guapo dolor.

Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
J. L. Borges
J. L. Borges
sábado, 13 de marzo de 2010
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