El mar cura las heridas, las cicatriza. Si te lastimaste seguramente cuando vayas al mar se te va a curar. Pero no solo cura las externas, las de afuera sino también las de adentro: las que cada uno tiene y que cuando va al mar se las olvida, las deja afuera, en su casa.
El mar, que fuerte que es, la paz de estar ahí, mirando el amanecer, cantando o sacando fotos. Todo es más lindo con el mar. Este viaje me hizo bien, por un rato, dejé los problemas en mi casa y deje que el mar los limpiara (aunque sea un ratito) pero claro, después vuelven.

Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
J. L. Borges
J. L. Borges
martes, 17 de febrero de 2009
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