Mi idea de la noche era sentarme y poder sacar un poco lo que tenía en la cabeza. Después de una casi charla o más bien poder dejar las cosas en claro, me entretuvieron las experiencias sobrenaturales que terminaron por asustarme (bastante) y para superar ese miedo pude contar con hace un llamdo (un tanto raro) que sirvió (bastante también, como el susto). Realmente con vos tengo facilidad para hablar y por eso creo, que serías un buen amigo para mí, enserio.
Quizás al final no era necesario ordenar tanto lo que tenía, ni ponerme a analizar, sino dejar que las cosas sucedan, que vos me digas que lo que sentis, que aclaremos esto que me parece tan raro; poder contar con otro vos cuando estoy asustada, que te pueda sentir como ese amigo que quiero que seas y que por sobre todas las cosas podamos hablar bien, sin que flashee con que me bardeas. En fin, quizás ahora digo esto pero mañana vuelvo con todo y necesito finalmente sentarme y entender y escribir un poco todas estas cosas.

Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
J. L. Borges
J. L. Borges
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