Y fue una noche tenebrosa. Primero la psicodelia de Mai escuchando Pink Floyd, después los videos en youtube (el que era una porqueria de mensajes subliminales y nosotros pensabamos que nos ibamos a re asustar jaja). Pero eso fue solo el comienzo después tuvimos nuestra excursión, caminar hasta Gaona para llegar a la plaza y que se largara a llover, volver bajo la lluvia y, cuando pensamos que nada podía ser peor, que comienze el viento y se corte la luz. En ese momento creo que dije "ya está, adios mundo", empezamos a correr y correr y correr hsata que llegamos a la puerta de lo de Mai los 3 gritnado "Daaaale, abrí la puerta", prender velas y que vuelva la luz. Pero como con eso no nos alcanzó, jugamos al juego de la copa, primero yo les dije que creía que se cumplía un año de la muerte de Sokol y que capaz venía a cantarnos y después totalmente asustada diciendo "con todo el respeto del mundo te estamos invocando" y mis comentarios tiernos cada vez que el "espíritu" nos respondía algo triste como que se había suicidado porque estaba solo y no se que más, las incoherencias que nos decía y las mezclas de consonantes que hacían que lo que respondía no tuviera ningun sentido. Cuando terminamos (por insitencia de Mauro) fue totalmente traumante que le haya salido sangre justo a él me asustó muchísimo y el comentario de Prato de "durmamos juntos todos abrazaditos" fue lo mejor. Así que Mai y Mauro se fueron a su cuarto y con Prato fuimos abajo yo en el sillón (como buena caballera) y él en la cama. Encima me querías peleear el acolchado!, igual gracias por la canción que me hiciste (que emepzaste a flashear) que se llamaba "La conchuda" y decía algo como "noseque la conchuda de Palermo, sus amigos dicen que es un camionero" y por suerte Mai te cortó con la canción de Bersuit antes de que fuera demasiado tierna y yo me emocionara jé.
Mañana sale asadito pichiiis.

Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
J. L. Borges
J. L. Borges
martes, 12 de enero de 2010
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