Tenés un radar, estoy segura. Sos como un ser superior que apareció dispuesto a sacarme sonrisas cuando lo necesito, a hacerme sentir querida, linda, hermosa. Me hablas de mi sonrisa, me miras sonreir y me decís que te gusta, que te gusta mi sonrisa, mi cara cuando sonrío. Y lo decís con tanta sinceridad que yo sonrío más.
Pero también me decís lo que querés conmigo y yo, como paradojal que soy, te digo que no. ¿Y porque te digo que no? Porque no, porque no me gustas (y es así y suena horrible pero es así), porque soy insoportable y nunca me va a gustar alguien que de tantas cosas. Porque además sé, por como sos vos, que me terminarías resultando pesado, molesto a los 3, 4 días y terminaría haciendo cualquiera y haciéndote mal y creeme, que no podría hacer eso. Y Flor dice "dale Annu pero intenta". ¿Intentar qué? Un prueba error? No, gracias. No sos un experimento que pueda probar y que todo salga como salga. Y por otro lado, quiero que seas mi amigo. Sí, soy terriblemente egoísta y no es justo y sería más justo que nunca más me firmes una foto del facebook, que dejes de halagar mi sonrisa y que tampcoo me invites a verte tocar el sábado. Pero vos sos así y te gusta seguir halagándome, te gusta seguir preocupándote por mí cuando estoy mal y pasandome tus canciones maravillosas por msn (porque sos un gran músico).
En fin, te quiero Gonchu.

Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
J. L. Borges
J. L. Borges
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario